jueves, 25 de julio de 2013

Quédate

Quédate que yo me iré,
conserva tus secretos,  tus flores
conserva tus clandestinos amores.
Mantén viva la pasión clandestina
de pocas horas
en tardes de mentira.

Báñate en la esperanza de aquel
que te reclama por sudor y piel
a cambio de espejismos,
de sueños de papel.

Quédate que yo me iré.

No me devuelvas los besos
ni las caricias,
el tiempo ni pensarlo
tampoco las noches deliciosas,
tampoco las horas de la vida.

No me devuelvas nada,
mi corazón ya lo recuperé,
a maltraer, herido desgarrado
moribundo y aletargado.
Llorado, rencoroso, vanidoso
y orgulloso,
pero lo recuperé...
... solitario.

Quédate que yo me iré.

miércoles, 1 de mayo de 2013

Cuando no estarás

Hubieron tantas preguntas
que seguro no te haré,
eso explica las respuestas
que tú nunca me darás.

Las miradas cruzadas
de emociones mudas,
los suspiros a la luna
y las risas al viento.

El palpitar de las estrellas
que alegraban esas noches
lo traje hasta mi lúgubre
cielo ensombrecido.

La sinfonía rocosa
que nos abría los ojos
y la garúa matinal
que saló nuestra piel,
la hurté para estas mañanas
de solitaria compañía,
y compartirlas contigo
desde nuestra lejanía.

Resplandor de mis recuerdos
esperanza inesperable
vacío de mi presente
delirio de mis anhelos.

Culpable de lo que siento,
¡Ni el destino, ni tu pelo!
Castigo a mi corazón
rebelde y aventurero.

A la deriva

La brisa del mar tocó mi corazón
y mi corazón se lanzó al mar,
se hundió,
buscó el fondo,
se entregó  y se hizo uno
con el poder inmenso de su oleaje
y sus emociones se bambolean
en el baile sin fin de las aguas,
del viento, de las nubes
y del capricho ineludible de tus ojos.

En un verano de albores confusos
y arreboles fulgentes,
comprendí que soy el yeku,
el chungungo, el pelícano y la gaviota.
Paciendo en la calma
transparente de la bahía,
disfrutando el suave vaivén
de mi playa tierna y segura
donde no rompen las olas
y nada se agita si no es necesario.

Mas,
como bestia marina
contemplo la pasión de tu oleaje
y me dejo encantar
por el vértigo de tu cintura,
la espuma de tu pelo,
la furia de tus piernas
y la rompiente de tus caderas.

Es cuando mi ser se parte,
se resquebraja, y
flota a la deriva,
como una balsa entre dos corrientes.
Entre el deseo,
la locura irrefrenable
de luchar desesperando
en las turbulentas aguas que truenan
contra las rocas,
y el sosiego de la bahía incólume
que el tiempo ha socavado.

Es el placer de estar entero
y el anhelo de destruir mi cuerpo
en el roquerío de tu piel.

Es suspirar en el dominio conquistado,
y rugir para no desintegrarse
en lo prohíbido.
Es la luz y la sombra,
es el agua y la roca,
es la vida y la muerte.

viernes, 29 de marzo de 2013

Intitulado

Desde la ciénaga inhóspita
habitada por cuerpos sin sangre,
de rostros que ocultan ojos
que han perdido la mirada,
vine.

 Desde el rincón oscuro
 de la fría habitación
donde yacen los recuerdos
calcinados del fuego trepidante
escapé.

 Desde la abúlica consonancia
de un ritmo
que solo conoce la monotonía,
surgí.

Y heme aquí,
contemplando la unión
de lo inmenso y lo infinito,
inhalando en éxtasis
el aliento inconfundible de lo imperecedero,
palpando en carne viva
el paso del tiempo,
de siglos, de milenios.

 Porque cuando parece que es el fin,
solo es un paso más,
y aunque el horizonte se aleja con cada paso,
con cada fin,
solo es el comienzo,
solo es otra oportunidad.

 Y en este divagar de ideas
y relaciones estelares,
de golpe azoté el rostro contra el suelo,
y al levantar la mirada solo pude ver tus ojos,
entre un vendaval abrupto
enviado por el deseo
no oí más que tu voz en el viento.

Cuando la furia de los elementos
quiso ahogar mis ansias, mis sueños,
fue tu perfume el hálito de vida que atravesó mi cuerpo.

Mas, ingrata providencia,
maldito sino del eterno,
luego de rozar mi piel
con un tibio rayo de tu sol
soy condenado al encierro,
al destierro,
a la tortura
dentro de este témpano de hielo.

Encadenado de las vísceras
de la lengua y del cuerpo entero,
solo hay algo que no se puede encadenar
y eso es mi fuego.

Quédate

Quédate que yo me iré, conserva tus secretos,  tus flores conserva tus clandestinos amores. Mantén viva la pasión clandestina de pocas h...