viernes, 24 de agosto de 2007

VINO

El vino huele a entrepierna venusina,
tiene el color de tu fertilidad latente,
acaricia mi lengua
como lo hiciera la tuya algún día,
me acompaña
en mis triunfos y mis caídas
y, me ayuda a encontrar
por una noche,
sentido a mi vida

El vino me llama, me engatuza
y yo voy, inocente y sin ningún
tipo de excusa,
lo tomo y lo vierto en la copa,
y cae hermoso,
como tu cuerpo en mi lecho
y me invita a beberlo
cual sabor de tus besos.

Me marea, me engaña
los ojos,
travesea con mi lengua
me muerde,
me tirantea.
Ya no se, no veo
la diferencia
entre una copa y tu cintura,
si es un sorbo, quizá un abrazo,
tal vez tu amor,
mi embriaguez.

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