jueves, 29 de mayo de 2008

NUNCA FLORECER

Me levanto temprano y comienzo a preparar la tierra,
sudo y mis manos sangran, mi espalda me duele,
pero la tierra está lista.

Comienzo a esparcir las semillas, con cuidado,
con paciencia, hasta con amor se podría decir,
y luego a tapar la tierra, alejar las aves y seguir sudando.

Me voy a dormir confiando en que pronto germinarán,
tengo sueños de prosperidad,
y cosechas abundantes, mas,
cuando despierto, el suelo se ha convertido
en un desierto, y debo volver a empezar.

Noche tras noche es lo mismo,
día tras día se repite el cuento,
¿qué estoy haciendo mal?
y quien me vendió las semillas
más encima me viene a cobrar,
a cobrar la cosecha,
que hace tiempo debió explotar.

Creo que soy yo el que va
a explotar.

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