martes, 4 de diciembre de 2007

LUNA

Creo que ya aburrí a la luna
hablándole de ti.
Tanto le dije
y tanto le conté,
que, de gorda y brillante
se fue gastando a la negrura.

Cada noche conversaba
y le contaba de tu amor.
Cada noche la luna perdía
un trozo,
y yo, con ella
un pedazo del corazón.

Durante siete noches
me confidencié ante la luna,
le lloré y le canté.
Tu nombre mencioné más
de mil veces.
Y hoy, luego de siete soles,
por fin la luna no salió.

No quiso escuchar a un
mentecato,
que no sabe hablar
de otra cosa
que del amor,
el verdadero, el hermoso,
el amor
que perdió.

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